Monday, May 26, 2008

Bandera en EE.UU. y un equipo de ingeniería en el mercado de origen.

23-05-2008
Generación Híbrida.
por Pola Oloixarac, Santa Clara, Silicon Valley
I-BIZ

Plantar una bandera en EE.UU. y un equipo de ingeniería en el mercado de origen es la fórmula que buscan los inversionistas de riesgo en las empresas de TI de la región.




Es probable que nunca haya habido tantos chilenos y argentinos juntos en un edificio que alguna vez perteneció a la NASA, en esta Tierra Santa de la tecnología que es Silicon Valley. Pero eso fue lo que ocurrió en Patagonia 2.0, el evento organizado por el Instituto de Tecnología Girvan en abril. Allí, los pósters de astronautas sonrientes convivieron por un día con jóvenes entrepreneurs y cerebros futuristas del Cono Sur. Oficina de la agencia espacial devenida en incubadora de tecnología, Girvan organizó un primer acercamiento a una región típicamente fuera del radar de la innovación tecnológica como América Latina.

Y allí, todo apuntó a que, para abrir el talento tech latino a los negocios globales, la clave es ser una compañía híbrida. "Este modelo puede ser crucial para desarrollar la tecnología en la región", dice Evan Epstein, chileno graduado en Stanford y quien, como Chief Operating Officer de Girvan, convocó a Patagonia 2.0.

Los modelos de empresas híbridas tienen una oportunidad de convertirse en la estrategia sine qua non de los que persiguen el grial de la economía de conocimiento. Se caracterizan por radicar management y ventas en EE.UU. (foco del mercado, hogar de los inversionistas), manteniendo a los ingenieros dedicados a desarrollo e investigación en el país de origen. Las ventajas para el Cono Sur son claras. La primera, es la disponibilidad de capital humano allí. Sólo en Argentina hay más de 30.000 ingenieros informáticos y sus costos de contratación son entre un tercio y un quinto de lo que valen en EE.UU. "La competencia por cerebros es mucho menor en Argentina", dice el argentino Santiago Siri, fundador de la firma de internet Popego, quien busca capitalizar su ingeniería criolla en Silicon Valley. Para ello, mantiene un pequeño ejército de ingenieros trabajando, desde octubre de 2007, en el último apellido que se le agrega al multiforme barrio de Palermo de Buenos Aires: "Palermo Valley", guiño entusiasta a la concentración de empresas de software en esa zona.

Para los empresarios de estas compañías tiene más sentido armar su propia estructura de ingeniería y diseño en un mercado como el argentino o el chileno, antes que subcontratar las horas- hombre como lo hace el off-shoring tradicional. La razón es que sus propuestas son de mayor valor agregado y quieren un compromiso mayor en el desarrollo y actualización de producto que podría dar una compañía externa. Por ello, las compañías híbridas buscan involucrar a sus trabajadores en las decisiones estratégicas, diseñan planes de carrera a largo plazo y dan opciones de participar en el capital accionario de la empresa. Es lo que hace Core Security Technologies, compañía de seguridad informática fundada en 1996 por argentinos, con una facturación anual de US$ 20 millones, y 45 empleados en Boston y 100 en Buenos Aires.

Hoy, la sede favorita en EE.UU. para las híbridas regionales es California, especialmente el Valle del Silicio. "Aquí está el networking", dice el sueco-chileno Oskar Hjertonsson, fundador de la chilena Needish. "Les brindamos contactos con fondos de VC, y también facilidades para instalar sus oficinas aquí", dice Epstein, de Girvan. Silicon Valley es el ecosistema privilegiado si se quiere conquistar el mercado estadounidense.

No obstante, para los latinoamericanos aún hay desafíos grandes para que esto se transforme en una tendencia masiva. Deben demostrar que no son extraterrestres (o extramercado) y que su tecnología puede competir bien con aquella generada en mercados más tradicionales. Una técnica para vencer esto es conseguir inversionistas locales en Silicon Valley. Es lo que lograron algunos de los emblemas híbridos latinoamericanos. La compañía de videojuegos Wanako, fundada en Chile por Esteban Sosnik y Wenceslao Casares (con desarrollo en Santiago, management en Nueva York y ahora en Los Ángeles), fue adquirida por Vivendi en 2007. Fuego Technologies, compañía de software enfocada en procesos de gerenciamiento de negocios, fundada por el argentino Félix Racca, fue vendida en US$ 87 millones en 2006. Y sin un modelo como el híbrido, lo más probable es que hubieran encontrado topes de crecimiento mucho más bajos.

Needish es una de las compañías que avanzan precozmente en el terreno de las híbridas. Abrió en marzo oficinas en Palo Alto, el corazón de Silicon Valley, manteniendo un cuerpo de 10 ingenieros en Santiago. Fundada por el sueco Oskar Hjertonsson y el chileno Daniel Undurraga, ha conseguido US$ 650.000 de inversionistas ángeles en dos rondas sucesivas de la mano de Wenceslao Casares. Casares (que también es director de la compañía) les ha prestado espacio en su cómoda oficina en California.

Para Needish (que combina una red social con generación de leads: los usuarios publican lo que necesitan, desde apartamentos hasta abrazos o novias, y su servicio vincula esas necesidades con ofertas de empresas) el modelo de negocios requiere uso intensivo de comunicaciones gratuitas. "En Needish, históricamente, el medio de comunicación ha sido el chat, sobre todo con Skype", comenta Hjertonsson. Por ahora los empleados son todos chilenos, pero a fin de año la compañía planea reclutar estadounidenses para marketing y desarrollo de negocios. Para Hjertonsson, sueco de nacimiento, pero chileno por elección, ser una compañía híbrida ha sido clave: "A pesar de estar lejos, nuestros ingenieros tienen puesta la camiseta de la compañía, y eso es fundamental", dice.

Una historia similar es la de Popego. Con una inversión inicial de US$ 250.000, liderada por la argentina Aconcagua Ventures, fusiona el contenido público de la web con herramientas de análisis semántico, permitiendo que la información que tiene Amazon o Flickr de un usuario se combine con el resto de los servicios del mismo. Es ambicioso: confiado en el poder de su tecnología made in Argentina, el desafío de Siri es "convertir a Popego en la próxima interfaz de la web".

Otras iniciativas híbridas despiertan en distintos puntos de Latinoamérica, como la mexicana Techba, incubadora del gobierno mexicano dedicada a convertir compañías de tecnología en negocios globales, con redes de innovación no sólo en Silicon Valley, sino también en Austin, Montreal y Madrid.

¿Será la hibridez el camino para impulsar a Latinoamérica como nuevo polo de innovación? Según Sergio Monsalve, de Norwest Venture Partners, impulsará la masa crítica más allá del modelo de organización. "El desafío fundamental es construir un ecosistema de empresas de tecnología en América Latina". Epstein comparte el optimismo. "Esperamos contribuir cada vez más al desarrollo de las start-ups híbridas de Latinoamérica", dice. "El potencial es gigantesco, ya que puede ayudar a cambiar las economías de los países de la región".


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