La profecía fue escrita hace poco por la empresa Nemertes Research: una 'nación' con 1.330 millones de habitantes, más de la quinta parte de la población de la Tierra, colapsará en el 2011 y millones de videos, blogs, fotos, canciones y archivos de texto que circulan a diario por la web morirán en tres años, a menos que un superhéroe encuentre la manera de salvar el mundo cibernético.
Pero en tanto este apocalipsis se cumple o no y mientras los gomosos de la red celebran hoy una versión más del Día Mundial de Internet, vale la pena reflexionar sobre el futuro que este medio de comunicación puede representar para los colombianos. Entonces queda claro que los interrogantes sobre el futuro, además del anunciado infarto de la web, se refieren a las pocas posibilidades de acceso a ella que todavía tiene la inmensa mayoría de compatriotas.
Las estadísticas indican que sólo doce de los 44 millones de personas que habitan el país hacen uso de la red, lo que está muy lejos de significar que todos ellos sean internautas. En realidad, muchos únicamente son usuarios ocasionales que visitan los llamados café internet para entrar en contacto con sus familiares y amigos en el exterior o que utilizan con no pocas limitantes los ordenadores disponibles en empresas, colegios y universidades.
El problema se puede definir de otra manera más categórica: sólo el 16,3% de los colombianos tiene un computador en su casa y únicamente el 15% de las pequeñas y medianas empresas utilizan la web para sus negocios. Quiere ello decir que la mayoría de la población no tiene acceso a los datos disponibles en el ciberespacio y que el país no está preparado para afrontar el desafío que éste implica.
De ahí que sea urgente la masificación de las llamadas Tecnologías de la Información y Comunicación, TIC. No para que la red se convierta en el sitio de donde colegiales y universitarios sacan sus tareas sin el menor esfuerzo, sino para que conozcan todas las herramientas que ella ofrece para ampliar sus conocimientos. Y para que los pequeños comerciantes e industriales aprendan a competir en el mundo globalizado.
Así, el internet podrá ser utilizado para muchas otras cosas que compartir datos confidenciales con desconocidos, citarse a pelear después de clases y entrar a páginas de dudoso contenido que incentivan la trata de personas y la explotación sexual de menores. Pero eso sólo se logrará si el Gobierno Nacional aumenta la inversión en investigación y desarrollo, que hoy apenas alcanza el 0,5% del PIB, incorpora este medio de comunicación a los primeros procesos de aprendizaje y cumple la meta del Programa Computadores para Educar que indica que para el 2010 deberá haber un ordenador por cada 20 estudiantes.
Cuando eso ocurra, los colombianos tendremos razones para esperar que la profecía no se cumpla. Para que los 162.662 millones de sitios web que ya hay en el planeta sobrevivan al 2011. Y, sobre todo, para creer que ya nuestro país ha comenzado a superar la brecha digital y que hemos entendido que el acceso al conocimiento es la clave para acercarnos al mundo desarrollado. 
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